• Santuari de Son Corró
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3 santuario de son corró

¿qué son los santuarios?

Se da este nombre a una serie de edificios de época postalayótica con planta cuadrangular. La fachada principal suele ser ligeramente curvada hacia el interior, mientras que la fachada trasera puede tener las dos esquinas redondeadas o adquirir forma de ábside. El espacio interior, sin compartimentaciones, tiene un pilar o una losa central o varias columnas que debían sostener la cubierta, a pesar de que hay autores que piensan que se trataría de espacios a cielo abierto como los recintos de taula de Menorca. También se han documentado pequeños hogares, cisternas y bancos adosados a las paredes.

Todavía hoy desconocemos con exactitud cuándo se empezaron a construir estos edificios que, en términos generales, podemos situar en torno al siglo IV A.C. Los objetos encontrados en su interior sitúan sus últimos usos entre los siglos II y I A.C. Algunos santuarios, pues, podrían haber tenido una larga vida, incluso más allá de la conquista romana en el año 123 A.C. Otros, en cambio, sufrieron graves incendios alrededor de esta fecha, posiblemente como consecuencia de los conflictos entre las milicias romanas y la población isleña.

El contexto social y la función de los santuarios

El final del periodo talayótico vino marcado por el distanciamiento de algunos grupos familiares de un modelo de vida que se basaba en la reciprocidad y la solidaridad. A lo largo del postalayótico se habrían ido consolidando unas relaciones de desigualdad económica entre los miembros de las comunidades. Esta situación habría facilitado a un sector de los hombres pertenecientes a las élites, entre otras cosas, una intensa dedicación a la preparación militar para enrolarse como mercenarios en los ejércitos de Cartago primero, y de Roma después, en sus luchas por el control del Mediterráneo. Son los famosos honderos.

En este contexto, lo que hoy denominamos santuarios podrían haber sido edificios destinados al culto o viviendas de los grupos domésticos más poderosos, o ambas cosas a la vez. Serían espacios privativos de un sector minoritario de la comunidad que reforzaría su posición social mediante los símbolos de la fuerza, la violencia y la virilidad representados en figuras tauromorfas y de guerreros de bronce, por otro lado valores propios de una sociedad plenamente patriarcal. Habrían sido el marco donde algunos hombres de las élites tomaban decisiones que afectaban a toda la comunidad o a sus relaciones con otros poblados, o incluso donde se negociaba y se organizaba la participación de los honderos en los ejércitos de las potencias coloniales.